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El constante crecimiento demográfico, y las distintas corrientes migratorias internas y externas, han llevado a que las principales ciudades del mundo sufran aumenten considerablemente el flujo de movilidad, con tránsito colapsado, demoras constantes y todo el malestar y estrés que ello genera en las poblaciones.
Desde el lado del usuario, como individuo que quiere trasladarse desde un lugar al otro lo más rápido posible, es muy frustrante demorar para una distancia corta tres o cuatro veces lo que se toma en ciudades con tránsito normal. Para ello, como te contamos en otros artículos, existen aliados como las aplicaciones de navegación, que ayudan a ir por la ruta más ágil.
En ese sentido, la solución parece ser el ir llevando las ciudades a un modelo de movilidad inteligente.
¿De qué se trata? dicho de una manera sencilla, es una estrategia que contempla integrar las soluciones que ofrece la tecnología para mejorar la movilidad en los centros urbanos. También conocida como Smart mobility, por su nombre en inglés, busca optimizar el transporte en las grandes ciudades.
La principal premisa es que la mayoría de la gente se debe trasladar en transporte público, pero, para lograrlo, debe ser uno de calidad, con un gran servicio, escasa contaminación y condiciones de seguridad óptimas. El monitoreo con tecnologías de avanzada, el uso de aplicaciones, el análisis de big data en tiempo real, serán claves en este escenario.
La filosofía principal de la movilidad inteligente es que el transporte debe ser un integrante en equilibrio con el resto de la sociedad, abogando por las energías limpias y reduciendo notablemente la circulación de vehículos privados, de manera tal que se reduzcan las emisiones, pero también el caudal de tránsito con la contaminación sonora y los elevados niveles de estrés que provoca en los ciudadanos.
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Escrito por Pablo Ortiz.
