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Hace ya algunas décadas el internet llegó para cambiar la vida de la sociedad para siempre. Posibilitó el envío de mensajes, llamadas, videos y tantas otras maneras para aprovecharlo al máximo. Las distancias y tiempos se acortaron, lo que antes demoraba días, como enviar una carta, ahora era instantáneo a cualquier rincón del mundo.
Pero, sin dudas, otra de las grandes revoluciones del internet respecto a la vida cotidiana, fue la posibilidad de comprar casi cualquier cosa desde un dispositivo electrónico. Si en el pasado había que recorrer tiendas buscando el mejor precio y cargar las compras hasta el hogar, ahora basta con utilizar cualquier aplicación y esperar que llegue lo adquirido a la puerta de la casa.
Este apartado, el comercio por internet, más conocido como e-commerce, ha experimentado una disparada fenomenal en los últimos años, sobre todo desde marzo del 2020, cuando la pandemia del COVID-19 obligó a que las personas permanecieran en sus casas la mayor parte del tiempo posible.
Según cifras de la consultora Euromonitor, el e-commerce aumentó un impresionante 66% en América Latina durante el 2020. Esto, claro está, se vio favorecido por lo mencionado anteriormente respecto al encierro de la mayoría de las poblaciones latinas.
Las cifras más espectaculares se vieron en Perú y Colombia, países que ostentan aumentos interanuales de crecimiento del 86% y 53% en 2020, si se comparan los datos de dicho año con el anterior (2019).
No es casualidad, por ejemplo, que la compañía argentina Mercado Libre, la plataforma de e-commerce latina más grande e importante, se haya posicionado durante el 2020 como la empresa latinoamericana más valiosa, con un valor de mercado que superaba los USD 60.000 millones.
Todo este modelo D2C (Directo al Consumidor, por su sigla en inglés Direct To Consumer) parece ser la respuesta natural del mercado a los nuevos hábitos de consumo, algo que sin dudas se aceleró por la pandemia, pero que hace tiempo llegó para quedarse y que seguirá aumentando más allá de la coyuntura actual.
Repensar los negocios, adaptar la comercialización y rediseñar los procesos internos es esencial para orientar todos los comercios hacia un modelo en el que la venta electrónica es y será cada vez más importante. No en vano hay muchos rubros que están abandonando los locales de venta al público para dedicarse únicamente a la venta electrónica.
Por Pablo Ortiz
