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En todo el mundo, los grandes especialistas venían hablando hace años de la necesidad de avanzar en la digitalización de los países, de meterse de lleno en este aspecto tan importante para la vida que se viene en un mundo cada vez más tecnológico.
Para graficar el efecto positivo, se han publicado artículos que aseguran que las naciones con mayores índices de digitalización han asimilado de mejor manera el impacto económico de la pandemia del COVID-19 que ha afectado al mundo desde marzo del 2020 que aquellos que están rezagados en ese aspecto.
Algunos podrán tener dudas respecto a qué es la digitalización: en un concepto más literal, podría hablarse del paso a digital de archivos físicos. En el caso del ámbito empresarial se refiere a la automatización de procesos, a la incorporación de tecnología para optimizar las tareas. En cuanto a los países, podría decirse que se refiere a la penetración de las tecnologías dentro de su población.
En el caso de América Latina, hay una disparidad importante entre los países con mejores cifras de digitalización y los que están más atrasados en ese aspecto. Un informe del Banco de Desarrollo de América Latina: “la digitalización de los hogares latinoamericanos indica una creciente conectividad y uso de Internet, proyectada en el 2020 al 78,78%, pese a que en algunos países la penetración es mucho menor (Bolivia: 58,34%, El Salvador: 45,02%; Honduras: 39,33%)”.
Además, la entidad describe uno de los principales problemas de la región en cuanto a la digitalización: “La dicotomía rural/urbana indica un nivel importante de marginalización digital. Esto indica que la brecha digital representa un obstáculo para sectores importantes de la población que dependerían del acceso a Internet para recibir información sanitaria, descargar contenidos educativos para resolver el asueto escolar, o adquirir bienes de manera electrónica”.
En un mundo que, según el informe “Escapando a la era de las pandemias” de Naciones Unidas Medio Ambiente, se verá afectado con mayor frecuencia por pandemias como la que atravesamos, es vital para las economías latinoamericanas avanzar en la digitalización. La decisión, si bien es cierto puede traer resistencia, será el punto de partida para una sociedad más preparada para los futuros desafíos.
Por Pablo Ortiz
