Tiempo de lectura: 2 minutos ⌚
La planificación y preparación adecuadas son fundamentales para el éxito de cualquier emprendimiento. Antes de comenzar, es necesario tomar tiempo necesario para investigar y analizar una idea de negocio. Evaluar el mercado, identificar a la competencia y comprender las necesidades de los clientes potenciales.
Cuando se recoja suficiente información, se podrá desarrollar un plan de negocio sólido. Este plan actuará como una hoja de ruta, ayudándote a definir los objetivos, estrategias y acciones específicas.
Cabe resaltar que la planificación no debe ser estática, sino flexible para adaptarse a los cambios y oportunidades que puedan surgir en el camino.
Errores comunes al emprender
Cuando se trata de emprender, es vital tener una mentalidad de “realización de tareas”. Esto implica tener un enfoque disciplinado y organizado para lograr los objetivos.
En este artículo te daremos a conocer los 10 errores más comunes al momento de emprender, aquí te los resumimos:
- No tener un buen liderazgo.
- Trabajo desorganizado.
- Escasa motivación hacia los colaboradores.
- Falta de conocimiento en tu mercado.
- Desconfiar de las tendencias tecnológicas.
- Apresurarse en diversificar las líneas de negocio.
- Priorizar a los inversores.
- Enfocarse solo en el corto plazo.
- Comenzar sin tener una meta clara.
- Renunciar al emprendimiento ante el primer obstáculo.
Ahora veremos cada uno a detalle.
No tener un buen liderazgo
Un emprendimiento sin líder es como un barco sin capitán. El líder es la persona que une el espíritu del equipo y toma la decisión final. Entonces, ¿quién debe ser este guía? ¿El director general? ¿El que aporta el capital principal? Estas preguntas no deberían determinar la decisión.
Es esencial crear un plan de acción específico para que todos los miembros de tu equipo comprendan cómo contribuirán al objetivo a través de sus tareas diarias y a quién las reportará.
Así tu equipo se sentirá siempre comprometido y todos trabajarán para conseguir un mismo fin.
Trabajo desorganizado
Contar con objetivos establecidos y un plan no sirve de nada si no se tiene control sobre la propia rutina laboral. La falta de organización no solo limita el potencial de las acciones a medio y largo plazo, sino que también afecta negativamente al rendimiento profesional.
Para evitar problemas, es crucial tener todas las tareas organizadas, saber exactamente qué hacer en cada momento, qué puede esperar, qué no merece la pena ejecutar y qué se puede delegar.
Escasa motivación hacía los colaboradores
Es menester comunicar a cada colaborador sobre cada logro y cada punto de mejora, respecto de las actividades que realiza.
Promover palabras o gestos de motivación y conservarlos es una tarea que toda empresa debe tener. Se trata de pensar que cada miembro tiene un valor único que lo hace especial.
Para conseguirlo, es necesario que la cultura del negocio esté impregnada en cada contacto que tenga el colaborador con el mismo y también con sus clientes. Así todo se dará de forma más natural.
Falta de conocimiento en tu mercado
Es importante recordar que no se debe ofrecer un producto o servicio basándose únicamente en el gusto personal, en la solución de un problema propio o incluso en la intuición.
Es fundamental conocer las necesidades de los clientes y ofrecer lo que realmente se adapte a ellos.
Al analizar las características de tu mercado objetivo, competidores y la respuesta del público a tu producto, puedes recopilar información valiosa para administrar tu empresa y comprender qué la diferencia de las demás.
Desconfiar de las tendencias tecnológicas
Es cierto que las metodologías tradicionales son más conocidas, puesto que han sido aplicadas y replicadas durante décadas, pero los tiempos cambian y debemos cambiar necesariamente.
Existen múltiples herramientas tecnológicas que garantizarán una buena optimización de las áreas en una organización. Ahí aparecen herramientas tales como: gestión de datos, SEO, software de Facturación Electrónica, entre otros, que ser muy útiles.
Apresurarse en diversificar
Es esencial cuantificar el tamaño de la empresa y no apresurarse a ingresar a un segundo mercado antes de dominar adecuadamente el primero. También es crucial considerar el modelo de negocio, no solo el valor del producto.
Diversificar no es lo mismo que dispersar; la diversificación debe ocurrir después de alcanzar el éxito, no antes de consolidarse, de lo contrario, podría llevar a la dispersión.
Priorizar a los inversores
Otro error común en muchos startups es no llevar a cabo adecuadamente el plan de negocio, que en realidad es más simple de lo que se cree.
Es un error enfocarse más en vender el proyecto a los inversores en busca de capital, en lugar de dedicar tiempo a desarrollarlo de manera adecuada para los posibles clientes.
Buscar apoyo debe ser siempre un “gana y gana” entre ambas partes. Aquellos inversores futuros pueden servir de camino para cada proyecto que surge.
Enfocarse solo en el corto plazo
Si tu enfoque laboral se limita a obtener ganancias rápidas en un futuro cercano, es probable que experimentes algún nivel de frustración.
Se trata de que se comprenda que para emprender se requiere paciencia, así como tiempo, un enfoque a medio y largo plazo.
Es que los resultados que fácil llega, fácil se va, pero aquello que se trabaja con esfuerzo es lo que permanece para siempre.
Comenzar sin tener una meta clara
Uno de los errores típicos cometidos por los emprendedores es no tener una idea clara de lo que quieren, lo que puede llevar a resultados insatisfactorios.
Es crucial establecer objetivos y metas concretos para tu empresa, pero es importante enfatizar este punto, porque no solo se trata del presente, sino del futuro del negocio.
¿Deseo atender a un determinado público? ¿En 5 años escalaré a otras ciudades del país? ¿Requeriré ampliar mi capacidad de producción?
Las respuestas a estas preguntas quizá no las tengamos todas al inicio, pero debemos considerarlas, puesto que, si hay un corte claro, llegaremos allá sin complicaciones.
Renunciar a tu emprendimiento ante el primer obstáculo
Todo nuevo proyecto requiere un cierto ensayo y error a cada paso y en cada etapa. Por eso, tienes que trabajar tu motivación para evitar que un error se convierta en el fin de tu gran idea y proyecto.
Aunque se presenten constantes retos, se puede crear una metodología que evite futuros desafíos en el negocio. En ese sentido, se puede optar por crear planes de acuerdo con las necesidades o circunstancias.
Es preciso tener en mente que, para que un emprendimiento tenga éxito, hace falta invertir tiempo, conocimiento y dinero.
Si consideras que es el momento ideal para emprender, lánzate sin miedo, que las mejores empresas comenzaron así. Incluso una de las más valiosas inició en un garaje.
Si te interesan más temas como este, te invitamos a leer: Sondeo digital: Las pymes de Latinoamérica no dudan en digitalizarse este 2024, Burnout en el mundo empresarial: ¿cómo prevenirlo para mejorar la productividad? y El papel de la tecnología en los emprendimientos.
Escrito por: Catalina Hurtado