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La ruta del comercio exterior apunta hacia la Facturación Electrónica

La digitalización está cambiando el comercio en América Latina y el Caribe, gracias a avances como la implementación de la Facturación Electrónica

Tiempo de lectura: 3 minutos ⌚

El comercio exterior constituye un eje estratégico para el crecimiento de las economías de América Latina y el Caribe (ALC). En un contexto de volatilidad de la demanda global o de baja diversificación exportadora, la región enfrenta el reto de encontrar mecanismos que potencien su inserción en cadenas de valor internacionales y mejoren la eficiencia de sus operaciones.

Una de las herramientas con mayor potencial para lograrlo es la Facturación Electrónica, cuya consolidación en la región abre ahora la puerta a su aprovechamiento en las transacciones internacionales (y apertura de nuevos negocios).

En 2024, las exportaciones de América Latina registraron un aumento de 4,0% interanual, lo que representó una aceleración respecto al crecimiento promedio de 2,6% observado en 2023, según el informe presentado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), sobre estimaciones de tendencias comerciales en ALC.

Sin embargo, la dinámica fue heterogénea.

Mientras las importaciones de Estados Unidos se mantuvieron con una tendencia levemente creciente, las de China —segundo socio comercial de la región— experimentaron una marcada desaceleración hasta caer en terreno negativo.

Por el contrario, la Unión Europea mostró una recuperación significativa tras más de un año de contracción, resalta el informe.

A nivel intrarregional, el panorama es más complejo, las exportaciones entre países latinoamericanos continuaron reduciéndose, lo que refleja un déficit en la integración regional y la persistencia de barreras que limitan la fluidez de los intercambios.

En paralelo, sectores como el turismo, el transporte y los servicios digitales aparecen como áreas con potencial para dinamizar el comercio, especialmente en un escenario donde el volumen de exportaciones de bienes creció solo 1,6% anual en la última década.

Este contexto revela que la región necesita no solo diversificar sus exportaciones, sino también mejorar la eficiencia, transparencia y trazabilidad de sus operaciones de comercio exterior.

¿Y cómo se lograría? La digitalización de procesos podría ser la llave de entrada para ello.

Transformación digital como impulso del comercio exterior 

Un ejemplo reciente del impacto positivo de la digitalización en el comercio exterior se dio en la Comunidad Andina de Naciones (CAN). A partir del 15 de septiembre de 2025, Colombia y Bolivia iniciaron la emisión y recepción de Certificados de Origen Digitales (COD), a través de la plataforma INTERCOM, tras culminar con éxito la fase de pruebas iniciada en marzo, según comunicado por parte de la entidad tributaria colombiana.

De manera similar, Colombia y Perú adoptaron este mecanismo a finales de abril, como lo detallamos en un anterior blog.

¿Y qué quiere decir esto?

El Certificado de Origen es el documento que avala el cumplimiento de las normas de origen establecidas en un acuerdo comercial, permitiendo que los productos accedan a tarifas preferenciales.

Con su digitalización, este proceso se simplifica y moderniza, los exportadores ya no necesitan trámites presenciales ni documentos físicos, sino que pueden gestionar todo en línea.

El resultado es mayor eficiencia, seguridad en las operaciones y una reducción de costos.

Este avance sin duda marca un antes y un después para los operadores de comercio exterior en la región y muestra el potencial de la transformación digital como motor del comercio internacional.

¿Qué otro proceso se ha visto impulsado por esta transformación digital?

Al igual que los certificados digitales, la Facturación Electrónica, se posiciona como una herramienta clave para modernizar el comercio exterior.

Si bien ya ha demostrado su utilidad en la actualidad —facilitando el cumplimiento tributario, reduciendo el fraude y mejorando la calidad del servicio a los clientes— su uso en transacciones internacionales abre nuevas oportunidades.

Esta modalidad en el comercio internacional permite automatizar el flujo de información entre aduanas y autoridades fiscales sin comprometer la independencia de cada institución.

Cada vez que se emite o modifica una factura, la autoridad tributaria puede compartir la información directamente con la aduana o a través de la ventanilla única de comercio exterior.

Esto facilita:

🗸 La trazabilidad de las operaciones.

🗸 Fortalece el control administrativo y fiscal.   

🗸 Ofrece a los exportadores e importadores un sistema más ágil y confiable.

El caso de Brasil es un ejemplo, según el Centro Interamericano de Administraciones Tributarias (CIAT), en 2018, el país implementó la Declaración Única de Exportación, que integra la Factuación Electrónica de exportación como elemento central, logrando una simplificación significativa de trámites y una mayor coordinación entre las autoridades.

Beneficios para las empresas con la integración de la FE 

El verdadero valor de esta modalidad en el comercio exterior se multiplica cuando su implementación se generaliza a nivel regional e internacional.

¿Cómo lo hace?

Una factura electrónica interoperable entre países puede convertirse en un instrumento clave para:

  1. Adaptarse a cambios normativos y regulaciones internacionales: este documento virtual asegura que las transacciones cumplan con estándares legales y requisitos internacionales, reduciendo riesgos de incumplimiento.
  2. Mejorar la recaudación y el control fiscal: la trazabilidad digital reduce riesgos de fraude y evasión, al tiempo que mejora el control sobre los flujos de mercancías y servicios.
  3. Aumentar la competitividad de las empresas: la automatización de procesos disminuye tiempos y costos de operación, mejorando la inserción de empresas, especialmente pymes.

¿Cuáles serían los retos de su implementación?

El camino hacia una adopción generalizada de la Facturación Electrónica en el sector del comercio exterior enfrenta algunos desafíos.

Entre ellos destacan la necesidad de armonizar marcos normativos, definir conjuntos de datos estándar, implementar firmas digitales de manera masiva y garantizar la interoperabilidad técnica de los sistemas, como lo describe la CIAT.

A ello se suman el reto de integrar a múltiples actores: exportadores, importadores, agentes de aduanas, transportistas, puertos, aeropuertos y agencias gubernamentales encargadas de certificados y seguridad fronteriza.

Sin embargo, la experiencia en ALC con la adopción de tecnologías como la Facturación Electrónica, confirma que la digitalización de procesos genera beneficios tangibles que hemos recalcado aquí en anteriores blogs.

Sobre esa base, la Facturación Electrónica de comercio exterior se proyecta como el siguiente paso estratégico para fortalecer la integración regional y potenciar la competitividad de América Latina y el Caribe.

Eso será un punto clave para garantizar un comercio más eficiente, transparente e inclusivo, y para consolidar la posición de la región en el comercio global.

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Escrito por: Catalina Bonnet

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