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Una de las prácticas más realizadas en el ámbito de los negocios, y, a su vez, de las más perjudiciales, es la evasión fiscal.
¿De qué se trata?
Según el portal taxdown, es “la ocultación de bienes o ingresos, con el objetivo de pagar menos impuestos”.
Ocultar, omitir, desviar… muchos verbos para lo que representa esta práctica, que por lo general se puede hacer de manera sistemática, no por casualidad.
La evasión fiscal continúa siendo un desafío relevante en América Latina y el Caribe.
De acuerdo con el Índice de Secreto Financiero 2025 (ISF), publicado por el Tax Justice Network (y referenciado en la nota de Latindadd), la región pierde aproximadamente 12.000 millones de dólares anuales que no ingresan a los presupuestos nacionales, debido a flujos financieros no declarados y otras prácticas que reducen la recaudación.
Según el informe “Estadísticas tributarias en América Latina y el Caribe 2025”, publicado por la OCDE, la recaudación tributaria como proporción del PIB bajó 0.2 puntos porcentuales (entre 2022 y 2023) hasta el 21.3%.
Esta disminución estuvo marcada por la desaceleración económica y la reducción de ingresos provenientes de recursos naturales no renovables, como hidrocarburos y minerales.
Las diferencias entre países son notables: Guyana registró el nivel más bajo de ingresos tributarios (11,6 % del PIB), mientras que Brasil alcanzó el más alto (32 %).
A nivel subregional, Sudamérica fue la zona con mayor recaudación promedio (22,9 %), aunque también experimentó la caída más pronunciada (-0,5 puntos porcentuales).
¿Cuánto cuesta la opacidad en Latam?
Primero que nada, ¿qué es la opacidad? Según el diccionario económico del portal Economía Digital ” se refiere a la falta de transparencia y claridad en la información sobre operaciones, decisiones financieras o estructuras corporativas. (…) Ocurre cuando empresas, instituciones o gobiernos ocultan, restringen o manipulan datos clave, dificultando que inversionistas, reguladores y el público comprendan plenamente la realidad económica o financiera de una entidad”.
En este contexto, la opacidad en América Latina tiene a representantes en el TOP 20 global, de acuerdo al ISF.
Uno de ellos es Panamá, que se encuentra en el puesto 15, con un puntaje de secreto financiero de 78 puntos sobre 100 (contaba con 73 puntos 3 años antes, lo cual lo ubicaba en el puesto 18).
Uruguay, que en 2022 estaba en el puesto 71, subió al 61 para este 2025. Chile, por su parte, subió del 59 al 66 en el mismo periodo.
Otros países que “retrocedieron” en opacidad, fueron Costa Rica, que subió del 105 al 72 y El Salvador, que pasó del 97 al 87.
Sobre quienes bajaron en el ranking, se encuentran Ecuador, que gracias a la Ley Orgánica de Transparencia y lucha contra la corrupción bajó del 116 al 128 y Venezuela, que bajó del 69 al 73.
Factores que impulsan la evasión
La evasión fiscal no ocurre por inercia, es decir, su aparición no se da de manera natural, sino que actúa fuera del marco regular de las buenas prácticas fiscales.
Es como un virus externo, que puede ingresar si se dan condiciones como la exposición frecuente al mismo o la transmisión por alguna vía del cuerpo humano.
En esa línea de ideas, para que se materialice la evasión, deben aparecer escenarios como estos:
→ La existencia de jurisdicciones con altos niveles de secreto financiero, que faciliten la fuga de capitales.
→ Sistemas tributarios poco eficientes, con marcos legales que dejan vacíos
aprovechables por empresas y personas de alto patrimonio.
→ Una débil capacidad de fiscalización y control por parte de las autoridades tributarias.
Estos escenarios (que son solo algunos ejemplos que se pueden presentar) permiten que grandes sumas de dinero salgan de la región sin ser gravadas, reduciendo el margen de acción de los países para financiar el gasto público.
Y este stopper no solo afecta al Estado, sino también a sus ciudadanos. Por ello es tan crucial tomar acciones que minimicen esas brechas o las hagan desaparecer de raíz, lo cual sería mejor aún.
La evasión fiscal y la baja recaudación tienen consecuencias concretas: presupuestos limitados para programas sociales, menor inversión en infraestructura, y una mayor dependencia de deuda externa o financiamiento privado.
¿Qué se puede hacer ante esta realidad?

Según se recoge en la nota de Latindadd, Klelia Guerrero, especialista en Justicia Fiscal y Género del área de Justicia fiscal de Latindadd, existen al menos 4 vías interesantes para explorar:
- Acuerdo CARICOM-ALBA-TIAR sobre intercambio de información fiscal: este acuerdo regional fortalecería el flujo de información, así impuestos locales como predial, herencias y contribuciones sociales serían más transparentes.
- Sanción cruzada regional: aquí se negaría la deducibilidad fiscal de pagos realizados a sociedades que no registren de manera pública sus beneficios fiscales. Así se reduciría la evasión fiscal en la región.
- Registro público regional de activos digitales: la especialista menciona a Brasil y Uruguay como ejemplos en la región, puesto que en ellos se han desarrollado infraestructuras en las que se puede acceder y compartir información sobre transacciones y tenencia de activos digitales.
- Tarifa armonizada a la salida de capitales: lo propone sobre todo para las jurisdicciones con un alto nivel de opacidad financiera, para reducir la fuga de fondos hacia paraísos fiscales, a su vez que se uniformizará la tarifa a toda la región.
Como has podido palpar en esta nota, la evasión fiscal es un grave problema, no solo en Latam, sino a nivel mundial, por lo cual proponer prácticas que las minimicen o eliminen es más que necesario.
Así habrá mayor crecimiento, mayor confianza y mayor seguridad de la información. 3 aspectos clave si de desarrollo hablamos.
Para complementar esta lectura, te invitamos a leer ¿Cómo será la contabilidad del futuro?, y cómo llegar un mejor control de tus facturas si tienes un negocio.
Escrito por: Anna Jordán