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Cuando un empresario o un emprendedor desea abrir un negocio, por lo general, se preocupa de estos aspectos:
- Definición del modelo de negocio.
- Mecanismos de financiamiento.
- Tecnología (que puede variar desde una básica a otra muy avanzada).
- Recursos Humanos.
- Canales de distribución.
- Modalidad de ventas.
Qué importante todo aquello, ¿verdad?
Sin embargo, existe una actividad que casi se realiza “por default”, y en la cual se suele destinar poco tiempo o casi nada de tiempo para realizar algún ajuste, tanto para agilizar las actividades de forma interna, como para mejorar la experiencia del cliente.
Y la actividad a la que hacemos referencia es la facturación.
Cuando un cliente acude a algún establecimiento comercial, es lo último que se gestiona, antes de que el mismo se lleve el artículo que está comprando. Y sí, el cliente que es más cuidadoso de su factura esperará con paciencia a que se la entreguen; otros, pedirán que la emitan a “consumidor final” y saldrán rápidamente del establecimiento.
Del lado del negocio, el trabajador buscará el artículo o colocará una pistola lectora de código de barras, ingresará los datos del cliente, cobrará en efectivo o con tarjeta y listo. ¡Transacción realizada!
Y así se repite, en millones de negocio alrededor del mundo. ¿La parte virtual? También se hace de forma similar, pero a su vez diferente, con otro tipo de experiencia, tanto para el comprador como para el vendedor.
La evolución de la facturación
La factura es un documento ampliamente conocido, que sustenta el intercambio de bienes y servicios. Y si por muchos años se realizó de forma manual, y aún lo sigue siendo en la mayoría de países del mundo, todo ahora está cambiando.
En Latinoamérica, para ser más específicos, la Facturación Electrónica, que es la evolución del método de facturación del que estábamos comentando, llegó para cambiarlo todo.
Inició en países como México, Chile, Guatemala, Brasil y luego pasó a Colombia, Ecuador, Bolivia y Panamá, solo por citar algunos.
Esta modalidad es 100% digital y tiene como punto de partida el software de Facturación del contribuyente que vende, pasando por el ente tributario, que lo aprueba y finalmente retorna al sistema, ya validado y totalmente legal. El mismo también llega al correo del cliente, que solamente debe descargarla e imprimirla, si lo estima conveniente, sino simplemente la resguarda en su computadora.
Esta evolución, como cualquier otra que se haya presentado en la historia, no ha sido fácil de asimilar, pero, finalmente, ha encontrado lugar en los sectores económicos, que la ven como una gran aliada.
La facturación como parte vital del negocio
La facturación, más que una simple actividad para cerrar una transacción, es una parte vital de la cadena de valor, porque si la misma demora o el proceso es engorroso para cruzar inventario versus las ventas, puede producir verdaderos cuellos de botella.
Por eso es preciso no solo tener un sistema de facturación, que permita conectar varias áreas, sino que es necesario considerar a la Facturación Electrónica como una herramienta que puede agilizar los procesos, para ahorrar tiempo a la interna y también de cara al cliente.
Como podemos ver, esta parte del negocio es fundamental y si no se cuida, puede producir atrasos en entregas, malas experiencias y, finalmente, una tasa de abandono de carritos y de clientes, que puede perjudicar el futuro del negocio.
En GuruSoft sabemos la importancia de incorporar estas nuevas tecnologías y por ello ponemos a disposición nuestro sistema eDoc, que se integra a cualquier ERP, ya sea este SAP, Dynamics, Oracle, JD Edwards, sistemas de facturación y desarrollos internos.
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¡Nos vemos en la siguiente nota!
Escrito por Alex Morán Navia