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La constante reinvención y el incesante desarrollo son dos de las características que mas resaltamos de la tecnología. Lo que hoy es nuevo y llamativo, mañana puede ser obsoleto y quedar en el olvido en un abrir y cerrar de ojos. De esta manera, de su mano, también va mutando la sociedad.
En este caso puntual, haremos referencia a un gran ejemplo de esta evolución que mencionamos: las redes móviles. ¿Por qué son ejemplo de esto? Porque, tal como te mencionamos en notas anteriores, actualmente las redes de quinta generación o 5G están en auge en el planeta, pero, al mismo tiempo, ya se encuentra en desarrollo el 6G.
Como sabemos, cada salto de generación en las redes, significa mucho más que únicamente cambiar la nomenclatura de la misma. Aumenta la calidad de conexión, sube significativamente la velocidad de carga y descarga, baja la latencia y se abre un mundo de posibilidades en lo referente a los usos y aplicaciones que pueda dársele.
Por ejemplo, con una red más lenta, servicios como Netflix no tendrían la popularidad de la que gozan hoy en día, ya que la calidad de visualización de su material disminuiría notablemente y la velocidad para reproducir el contenido afectaría el servicio que estarían recibiendo sus usuarios.
En este caso, se estima que para el año 2030 ya se estaría ofreciendo cobertura comercial a los usuarios de telefonía, con una red que brindaría velocidades de hasta ¡1Tbps! Todo esto implicaría, como mencionamos anteriormente, una cantidad de nuevos servicios que hoy ni siquiera están en planes.
El presente nos sorprende constantemente con innovaciones llamativas y que parecen salidas de historias de ciencia ficción, en este caso, podemos decir que ya sabemos lo que nos traerá el futuro en lo respectivo a la conexión de las redes móviles.
Escrito por Pablo Ortiz.