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Generalmente hablamos en este blog de temas relacionados con la tecnología e innovación, dos conceptos que son cruciales para el desarrollo de las economías y la vida en cualquier país del planeta. Pero, además de estos aspectos, hay otros tantos que tienen injerencia, uno de ellos, de los más importantes, es la política impositiva.
Del sistema tributario de cada nación dependen derechos tan básicos como la salud, educación, seguridad y tantos otros. Es por ello que conocer cómo funciona el mismo, es una gran ayuda para comprender la idiosincrasia de las distintas economías y sociedades modernas.
En notas anteriores hemos hablado de herramientas como el Re-IVA, y en el artículo de hoy, queremos hacer hincapié en Bolivia, puntualmente en uno de sus impuestos más importantes y que alcanza a millones de contribuyentes en el país: el Impuesto al Valor Agregado, más conocido por su sigla IVA.
Antes de desglosar este tema, bien vale remarcar que este gravamen está reglamentado por el Servicio de Impuestos Nacionales (SIN), la máxima autoridad tributaria, encargada, entre otras cosas, de haber implementado la Facturación Electrónica en Línea en Bolivia.
Puntualmente hablando sobre este impuesto, el IVA existe en todo el mundo, y en el caso de Bolivia alcanza un valor del 13% sobre el precio final. ¿El precio de qué? De transacciones -venta y alquiler- de objetos, de importaciones y de contratación de servicios en general.
Al igual que en todos los países en el que existe, el IVA es el impuesto que más repercusión tiene. Ya que cubre casi todas las transacciones comerciales, con algunas excepciones. En general se dan para fomentar distintos grupos de la economía que, de otra manera, no resultarían muy redituables.
Siempre resulta importante conocer cuáles son los impuestos que pagamos. De esta manera, podemos conocer mejor cuáles son nuestros derechos y también nuestras obligaciones impositivas. Evitando caer en incumplimientos por desconocimiento.
Escrito por Pablo Ortiz.
