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A lo largo de la historia de la humanidad han existido momentos cruciales en lo que respecta a los descubrimientos del hombre. El haber podido controlar el fuego, la rueda, las máquinas a vapor, la penicilina y tantos otros hitos han revolucionado la vida de los humanos. Sin dudas, el último gran invento de la humanidad, el último gran salto diferenciador en la vida en sociedad, ha sido la aparición del internet. Acortando distancias, tiempos, posibilitando una infinidad de usos, el internet ha cambiado radicalmente el mundo en apenas un par de décadas.
Redes sociales, servicios de mensajería instantánea, Home Banking, la posibilidad de comprar prácticamente cualquier cosa en la palma de tu mano (desde un juguete hasta una casa), clases virtuales, consultas médicas y un abanico de posibilidades interminable son posibles gracias al internet.
En ese sentido, mucho se habla de lo rápido que se mueve el mundo en la red, de lo abrumadoramente masiva que es la cantidad de contenido que se genera en todo el mundo cada día, en todos los idiomas, formatos y horarios. Es por ello que Visual Capitalist publicó un informe en el que se evidencia la dinámica inagotable del internet.
Para darle dimensión al volumen de movimiento que hay en la web, se tomó una medida de tiempo como referencia. Todo esto ocurre en internet, globalmente, en apenas un minuto:
- 404.444 horas de contenido se reproducen en Netflix.
- 347.222 historias de Instagram son subidas.
- 147.000 fotografías son cargadas en Facebook.
- 500 horas de video son subidas a Youtube.
- 208.333 personas están participando en reuniones de Zoom.
- 319 personas comienzan a utilizar Twitter.
- USD 1.000.000 son gastados.
- 28 canciones son añadidas a Spotify.
- 69.444 aplicaciones a empleos tienen lugar en LinkedIn.
- 150.000 mensajes son enviados por medio de Facebook.
Reitero: todo esto sucede en apenas 60 segundos. Sorprendente, ¿cierto? sin embargo, esta cantidad interminable de interacciones que tienen lugar constantemente, va en aumento, a medida que el internet llega a lugares a los que no llegaba, o mejora su calidad en los que ya estaba, pero en mala velocidad. El futuro está cada vez más ligado a esta herramienta.
Por Pablo Ortiz