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En la actualidad, pocos modelos de negocios -por no decir ninguno- son exitosos si no aprovechan las múltiples herramientas que les ofrece la tecnología. La sociedad en la que vivimos está signada en todos sus aspectos por una relación muy fuerte con ella, y permanecer ajeno a esta identidad es un error imperdonable para un negocio.
Si bien, en general, asociamos a este concepto con dispositivos electrónicos presentes en la cotidianeidad como teléfonos, televisores y demás, lo cierto es que los desarrollos son de lo más variados, y los negocios se ven enormemente impulsados por esta innovación.
Sin lugar a dudas, la Facturación Electrónica es uno de los recursos tecnológicos del momento. Adoptado por varios países del mundo y teniendo a Latinoamérica como una de las regiones a la vanguardia en el rubro, este sistema está revolucionando la tributación en todo el planeta.
Los beneficios que ofrece a los usuarios son muchos, como hemos mencionado en otros artículos, pero podemos mencionar los más destacados:
- Ahorro de papel.
- Ahorro de tinta.
- Ahorro de tiempo.
- Ahorro de espacio físico.
- Optimización de procesos.
- Corrección de errores.
- Disponibilidad de los documentos en cualquier momento y lugar.
- Impacto ecológico.
Éstos son sólo algunas de las ventajas que tiene la Facturación Electrónica frente a la tradicional, pero, sin dudas, hay otro gran aspecto a tener en cuenta que este sistema posibilita y para el que representa un salto de calidad: la digitalización, ese aliado indiscutible para los negocios.
¿Qué es la digitalización? Para contestar a esa pregunta, podemos recurrir a otro de nuestros artículos, en el que la definimos: “Hablando en términos sencillos, puede afirmarse que es una fase, una metamorfosis. Por medio de ella, se transforman tanto objetos como procesos analógicos en digitales. Es la penetración de la tecnología en todas esas actividades y objetos que se hacían manualmente”.
La Facturación Electrónica representa un gran avance hacia una digitalización del negocio, reduciendo costos, optimizando procesos y aumentando ganancias. Esta transformación de los negocios es la que marcará la diferencia en un mercado sumamente competitivo, en el que, aquellos que no la asuman, quedarán rezagados y, tarde o temprano, fuera del juego.
Escrito por Pablo Ortiz.